Dice el diccionario que Emprendedor/a es la persona que tiene decisión e iniciativa para realizar acciones que son difíciles o entrañan algún riesgo.

 

Y, desde luego, no puedo estar más de acuerdo con la definición, porque seamos claros, cuando alguien establece por su cuenta un negocio partiendo de cero existen mil dudas y miedos que nos hacen replantearnos si va a ser una buena idea.

Teniendo la seguridad de una nómina y trabajando por cuenta ajena ¿vale la pena el riesgo de fracasar? Esta primera pregunta es fundamental y marcará lo que suceda a continuación.

Si tienes dudas, si no lo ves claro, si la seguridad económica es lo más importante o si directamente la respuesta es “no” ya sabes lo que tienes que hacer, seguir trabajando donde estás o, como máximo y si quieres dar un cambio, buscar un nuevo puesto de trabajo en otra empresa, pero si crees que todo lo que está por venir, lo que aprenderás, lo que puedes aportar a los demás pesa más que el miedo a equivocarte, lánzate porque es algo que ya llevas dentro de ti.

¿Sabes lo peor que podría pasar? Que no lo intentes y pases el resto de tu vida pensando “y si lo hubiera hecho…” Y si das el gran salto y no funciona tampoco es un error, porque habrás sacado valiosísimas lecciones que seguro te ayudarán en tu futuro laboral.

Peor que haber fracasado es nunca haber tenido la opción. Vivir la vida sin tomar ningún tipo de riesgo puede hacer también que no obtengamos ningún tipo de satisfacción, o al menos eso es lo que yo me planteo y lo que me llevó a dar este giro radical a mi vida.

 

Como dijo Theodore Roosevelt (Presidente 26º de EEUU, de 1901 a 1909), “Es duro caer, pero es peor no haber intentado nunca subir”.

 

¿Si creo que todo va a ser un camino sencillo y sin baches? Ni mucho menos. Lo que sí creo y de hecho estoy convencida, es que la vida es más emocionante con subidas y bajadas. Que hay que saber disfrutar de los buenos momentos, pero también hay que saber gestionar cuando vienen épocas de temporal.

 

Seguro que hay muchos aspectos que los emprendedores que triunfan tienen en común, a mi parecer, como mínimo deben tener pasión, entusiasmo, motivación, iniciativa, carisma y actitud positiva.

Y considero imprescindibles valores como la dedicación, el compromiso, la disciplina, la constancia, la responsabilidad y determinación. Sin olvidar la paciencia (este os confieso que es uno de los puntos en los que más flaqueo), tolerancia, confianza y capacidad de superar obstáculos; empatados con el conocimiento, la inteligencia, formación y experiencia y, por último, el conjunto compuesto por creatividad, innovación y originalidad de ideas.

La suma de todos estos aspectos nos haría un emprendedor de éxito, estoy convencida de ello, eso sí, teniendo en cuenta que lo novedoso de la idea de negocio es importante, pero no lo es todo: hay que tener en claro que sin esfuerzo no se llega a ninguna parte.

 

Y llegamos a un punto en el que creemos que estamos listos para salir al mundo y presentar nuestra idea, pero ¿no echáis cosas en falta? Pues sí, nos falta toda la burocracia. Darnos de alta, solicitar el paro (si nos corresponde) y escoger la modalidad, asumir las obligaciones legales previas al inicio. ¿Os interesan más detalles y ayuda en la gestión? Pues ya sabéis que podéis contactar conmigo y os planteo opciones.

 

De todo esto que hoy estamos leyendo juntos me quedo con un enfoque muy cierto y que, en esta nueva etapa, debo asumir y es que uno nunca tiene todo listo al 100% y perfectamente atado antes de empezar, antes de lanzarse y eso en sí mismo forma parte de lo que es la gran aventura de ser emprendedor y constituir solo y desde cero un negocio.

Y cambiando de tema, más bien dando un paso más allá del tema que tratamos hoy nos encontramos en la tesitura de cómo conseguir clientes.

La primera idea que debemos tener en mente a este respecto no es buscar clientes para lo que nosotros queramos vender, todo lo contrario, busquemos aquello que nuestros clientes quieren, aquello que buscan y por lo que quieren pagar.

 

No se trata de magia, se trata de trabajo y esfuerzo, de observar el Mercado que tenemos alrededor. ¿Sabéis por qué surgió en mi cabeza la idea de este negocio? Porque a mí misma me ha pasado; en varias empresas en las que he trabajado en puestos de Dirección, he encontrado a profesionales muy valiosos en cada uno de sus campos, pero ninguno era capaz de darme una visión de conjunto de una situación ya que no conocían (ni pretendían conocer) el resto de puntos clave de la misma. Y eso es lo que yo ofrezco, junto a mis fantásticos colaboradores, una gerencia externalizada, conocerlo todo del negocio del cliente y asesorarle con profesionalidad y tras un trabajo de información y conocimiento profundo, siempre con el mismo interlocutor y sin derivarlo a otros Despachos para cuestiones adicionales.

 

Y llega aquí el quid de la cuestión ¿cómo encontramos a esos clientes? Ya hemos comentado lo importante de la imagen en internet (web y redes sociales) pero sigue existiendo y funciona de maravilla el mantener sanas relaciones interpersonales, nunca sabes quién te puede recomendar o quién puede hablar bien de ti y de ahí que todo sea como una cadena. ¿Existe una fórmula mágica para conseguir clientes? No (por cierto, en RRSS hay miles de páginas que aseguran que sí, así que tened cuidado), lo que sí existe es la recompensa a un trabajo bien hecho, a preocuparse por los demás y a comentar el proyecto con tantas personas como podáis, ya que como si de un cotilleo se tratase, las cosas buenas también se difunden en el cara a cara.

¿Cómo lo estoy haciendo yo actualmente? Contactando con antiguos compañeros, a través de los contactos de los actuales colaboradores, por internet y hablando de mi nueva situación en cada oportunidad que tengo. Ya sabéis, que la Suerte nos pille trabajando.